HERALDO

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domingo, 17 de junio de 2012

A favor y en contra de las fumigaciones


En Villa María, se debatió el uso de agroquímicos y sus efectos en la población. Participaron desde productores y aplicadores hasta investigadores y médicos.

Cuidado. Los controles son claves para evitar el mal uso de sustancias. Pero no es todo el problema (LaVoz/Archivo).

Villa María. El debate sobre el uso de agroquímicos y sus efectos en la salud humana no ofrece todavía una conclusión cerrada. La convergencia de diferentes miradas sobre el tema deja claro que nadie cuenta con una visión acabada de la problemática. La realización en Villa María de la primera Jornada Fitosanitaria Provincial puso frente a frente, en un debate abierto, a fumigadores, agrónomos, investigadores, funcionarios, trabajadores rurales, médicos, docentes y abogados.
El alcance y reglamentación de las leyes vigentes, y la utilización de agroquímicos como un recurso necesario para la agricultura, son puntos que logran consenso. Las diferencias aparecen a la hora de determinar las responsabilidades en el control de su aplicación y la relación que se puede establecer entre estos químicos y los casos de cáncer en personas que viven en pueblos rurales y zonas urbanas linderas a campos.
Una investigadora de la Universidad Nacional de Litoral (UNL) y una directiva de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (Aooc) coincidieron en restarle peso a los agroquímicos, y puntualmente al glifosato, como un agente de alto poder cancerígeno.
“Estudios epidemiológicos que investigaron la asociación entre exposición al glifosato en seres humanos y diversas patológicas, presentan asociaciones débiles y raramente significativas. No hay estudios que relacionen valores del glifosato y muestras biológicas de humanos y su relación con las patologías citadas (cáncer)”, afirmó María Cristina Arregui, docente de la UNL. La conclusión pertenece a un informe que 21 expertos de cinco facultades elaboraron a pedido de un juez de Santa Fe, a partir de un recurso de amparo presentado por el uso de glifosato.
Falta de información. “Las poblaciones agropecuarias tienen un incremento de hasta el doble de casos de cáncer que las ciudades”, afirmó María Ester Domínguez, secretaria general de la Aaoc, y agregó que “los agroquímicos tienen consecuencias agudas y crónicas, y una de ella es el cáncer”. Pero también dijo que estos casos “no dependen solamente de los agroquímicos, sino que el PVC, las toxinas, los recipientes que se calientan en el microondas tienen su responsabilidad”.
Domínguez opinó que falta información a nivel popular. “Uno le echa la culpa al glifosato y el problema no es tanto eso, sino el surfactante, que es el vehículo que lo trae”, concluyó.
La falta de conocimiento a fondo de la problemática que suscitan los agroquímicos también preocupa a Martín D’Olivo, de Colonia Caroya, integrante del colectivo Docentes Fumigados. “La afección que sufren las escuelas rurales es por este modelo que no es sólo productivo, sino ideológico. Los agroquímicos son un arma de doble filo. Si se los usa adecuadamente, pueden tener sus beneficios. Pero nos juegan en contra si no se respeta la legislación”, opinó.
Recordó que la Organización Mundial de la Salud recomienda 2.500 metros de zona de protección por uso de cualquier producto fitosanitario en torno a escuelas. “Hay estudios y controversias, pero lo primero es la salud. El principio precautorio en el que nos basamos insta a que, ante la duda, hay que ser prudente”, dijo.
El docente propuso que se promuevan explotaciones alternativas a la soja, que incluya recuperación del ganado rural caprino. También incluir el tema en la currícula escolar “porque más allá de la contaminación, es un tema sociológico: baja la matrícula y desaparecen escuelas rurales. Sin conocimiento, no se sabe cómo actuar ante una posible intoxicación”.
María Ester Domínguez apuntó que “no hay que demonizar los agroquímicos, sino cuidarse y aprender a usarlos. Un insecticida domiciliario es seis veces más potente como cancerígeno que el glifosato”.
La docente de la UNL, María Cristina Arregui, dijo que “informes internacionales muestran una gran coincidencia respecto de considerar al glifosato como de baja incidencia desde el punto de vista toxicológico por exposición vía ingesta” a través de alimentos y agua. Pero advirtió que hay formulados comerciales que contienen un coadyuvante conocido como Poea que los vuelve mucho más tóxicos. Dijo que en Argentina “sólo se comprobó en la marca Roundup”, pero que hay “más de 200 productos comerciales en el país que no son de esa marca pero contienen glifosato”.
El estudio presentado concluye que no existen agroquímicos inocuos. El riesgo depende de las precauciones que se tomen.
Aeroaplicadores
Defensa. El pedido de prohibición de la fumigación aérea para reducir consecuencias no deseadas de la aplicación de agroquímicos fue considerado “un infantilismo que da vergüenza ajena” por Orlando Martínez, presidente de la federación que nuclea a los aplicadores aéreos de Argentina. Advirtió que, según el Ministerio de Salud, la contaminación por sustancias químicas es la menor de las causas posibles de cáncer (de uno a cuatro por ciento de los casos). Destacó que los aviones provocan menos contaminación que las aplicaciones terrestres porque utilizan menos combustible y menos agua por superficie tratada.

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